Sexto sábado en Irlanda

Sexto sábado en Dublín, como siempre comenzando con las clases de inglés. Esta semana Myriam no pudo venir porque se fue de camping con su familia Irlandesa aprovechando el “Bank Holiday”. 

El lunes fue el cumpleaños de Blanca P y como no, tocaba celebrarlo con las amigas. La súper tarta de limón con sus velas de cumpleaños fue un momento muy dulce para finalizar el “lunch” de los sábados. 

Una vez todas subidas en el autobús comenzaba nuestra gran aventura. Esta vez nos tocaba ir a realizar algo cultural, fuimos al Malahide castle perteneciente a la familia Talbot. Lo primero que hicimos al llegar fue ir a visitar el parque de las hadas. Que lugar más impresionante, lleno de grandes árboles adornados con casa de madera del tamaño de los gnomos, hadas y trolls. En el nos metimos en un mundo de fantasía y diversión. Encontramos un árbol de los deseos, donde cada una pidió uno (esperemos que todas se cumplan). Pasamos un puente que nos llevó a un gran árbol donde trepamos para realizar una foto.

Rápidamente, fuimos al castillo donde empezaba el tour explicativo de la historia. Visitamos diferentes habitaciones: la primera de ellas la sala de reuniones; la segunda una sala de estar con dos sillones y una mesa, justo delante estaba la silla donde uno de los firmó uno de los reyes; la tercera sala fue la sala del cortejo: donde las mujeres iban a conocer a su futuro marido; luego subimos la escalera, donde cuenta la leyenda que hay un fantasma que se aparece a los turistas durante la visita. Tras subir al piso de arriba vimos las habitaciones tanto de los niños como de los padres. Por último, fuimos al comedor donde nos contaron que que hace mucho años durante la batalla de Boyne antes de asistir a esta se sentaron 14 miembros de la familia que  nunca volvieron a hacerlo, ya que fallecieron en la batalla. 

Una vez acabada la visita cultural, nos tomamos un helado en la plaza y visitamos la tienda de souvenirs. Después fuimos al parque donde unas jugaron en los columpios y otras al fútbol. La vuelta a Rockbrook la utilizamos para jugar a las cartas. Una vez allí hicimos el ya tradicional partido de fútbol con el resto de compañeros de intercambio. La verdad un sábado espectacular, pero agotador. Ya estamos emocionadas esperando el siguiente sábado.