Cuarto sábado en Dublín

Después de una semana intensa de colegio, al fin llegó el sábado. Hace ya cuatro semanas que llegamos a Dublín y todas hemos entrado en la rutina. Además con la suerte de que teníamos otro sábado especial, ya que íbamos a celebrar el santo de Claudia. 

Como todas las semanas las niñas iban llegando a Rockbrook poco a poco. Primero dieron la clase de inglés, en la cual está preparando las presentaciones orales del examen. Al terminar, se tomaron el “lunch”, donde intercambiaban: chocolatinas, galletas o incluso algún trozo de sándwich; para ir probando de otras cosas. Cuando terminaron de comer, llegó el momento más esperado del “lunch”, la tarta. Nos comimos casi toda la tarta, pero dejamos un trocito para la vuelta de la excursión. 

Una vez todo estuvo recogido, nos fuimos al autobús para comenzar nuestra cuarta aventura.
¡El Aquapark! Un parque acuático cubierto que hay en Dublín. Al llegar nos explicaron las reglas del parque y como se hacía para tirarse por los toboganes. No pudimos hacer fotos porque las regulaciones del parque acuático no lo permiten.

Rápidamente se cambiaron fueron directas a la piscina, donde una corriente de agua les iba empujando por todo el parque rodeando los diferentes toboganes. Después fueron a probar los tres toboganes. El primero al que subieron era totalmente cubierto y el más rápido de todos. Paula y Rita no estaban muy convencidas, pero después de ver cómo bajaba la primera se quitaron el miedo y se tiraron por el tobogán. 

Tras probar el primero, se dieron cuenta de que era seguro y fueron a los otros dos. Uno era sin cubrir del todo, pero no iba muy rápido. El otro tenias que coger un flotador gigante para tirarse con él. Algunas veces durante el trayecto daban vueltas con el flotador y aparecían de espaldas al terminar, ¡Era lo más divertido! También había una piscina de olas donde con una tabla ibas surfeando e intentando que no te llevaran al final de la pista.

La verdad es que estuvieron como una hora y media tirandose por los toboganes y disfrutando de la corriente de agua. También aprovecharon para jugar a pillar y otros juegos de esconderse. ¡Se lo pasaron genial! 

Cuando terminaron algunas aprovecharon y se compraron algún dulce en las máquinas, con la suerte de que en alguna ocasión les cayeron dobles o incluso se encontraron dinero en algunas taquillas.

Una vez estábamos todas listas regresamos a Rockbrook, que como cada sábado se organizó un pequeño partido de fútbol. Pero antes pasamos por la cocina donde nos terminamos el pastel de chocolate. 

Había sido un sábado perfecto, ya estamos esperando que llegue el siguiente donde la diversión está asegurada.